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¡Sin reproches, pero exigentes!

Alexis Mendoza, más que reproches, esta vez y por enésima vez, sea exigente. Solo así podrá coronar su sueño y el de los hinchas de Barranquilla y toda la Costa Caribe.

Terminada la faena y a la hora de hacer el balance de este primer torneo 2016 en el fútbol colombiano, es menester sacar conclusiones de lo que pudo ser y no fue. Hasta el último minuto se tuvo la ilusión de la octava estrella. Aún en los cuatro minutos de reposición existía la esperanza de ese gol que pudiera empatar el partido y forzar a los tiros penaltis.

Finalmente no se pudo conseguir el objetivo. Y a partir de entonces comenzaron los análisis y cuestionamientos de ¿por qué Junior falló en conseguir esa meta? No por ello hay que demeritar al rival. Medellín hizo lo suyo y brindó a su gente el título que también quería.

En ese último juego Junior lució y mostró todo su potencial. No había más. Su jugador referente en el ataque, el paraguayo Ovelar, no estaba en el campo por enfermedad. Su reemplazante, Toloza lució como lo es, distante del gol. Vladimir fue cercado, Jarlan sin levantar su nivel por su forma parsimoniosa para desplazarse y Escalante desprevenido. Así las cosas, el Medellín aplicó mejor su táctica de presión a la que Junior es sometido para aislarle las ideas.

Pero hay que reconocer que el equipo no bajó los brazos. Luchó y aportó lo que más pudo sin conseguir el bendito gol que permitiera mantener viva la ilusión. Alguien me dijo al final del encuentro, “Junior perdió el título en Barranquilla al no ganarle al Medellín”. Muy de acuerdo. Cuando dos rivales están parejos en condiciones de técnica o fuerza, sea en cualquier deporte o contienda, el favorito siempre será el local. Medellín sacó provecho de esta condición. Junior en cambio desperdició su oportunidad.

Y en esta última jornada, Medellín y Junior llegaron en igualdad de condiciones. Son  dos equipos bastante parecidos en figuras y capacidad futbolística. La diferencia radicaba tal vez en la producción de goles que pudiera marcar uno y otro. Los antioqueños nos superaron.

Por todo este análisis tras la derrota, hay que señalar dos cosas: primero, Junior gastó todo su potencial, pero no dio más. Por eso, creo, no hay nada que reprocharle. Agotaron todo su esfuerzo pero no fue suficiente. Segundo. Creo también, que lo que sí hay que señalar, es la exigencia no ya al grupo, ni al cuerpo técnico; sino a los directivos.

Desde el comienzo de la temporada al técnico Alexis Mendoza se le recomendó hasta la saciedad y casi que el periodismo y la crítica le recriminó el no haber contratado un delantero goleador. No un delantero simplemente, sino un goleador. Ovelar no es suficiente. Y Toloza es un elemento de emergencia. Al técnico se le pidió también conseguir un volante de armada, es decir un verdadero diez. Y no quedarse conforme con Vladimir que es fácil presa de la fuerza bruta de los rivales, Aguirre es más jugador de media punta y Jarlan parece no querer madurar. Ni lo uno ni lo otro. Mendoza no obtuvo ni el goleador ni el volante creativo que necesita todo equipo para ser campeón.

Así, Junior, sin un verdadero armador y sin un verdadero goleador quedó limitado en dos posiciones que son fundamentales en todo equipo. ¿Qué viene entonces? Sencillo: el técnico   Alexis Mendoza debe ser exigente y no complaciente. No debe limitarse a lo que tiene ni a lo que le quieran dar. Él debe ser el que escoja los refuerzos. Solo así podrá coronar su sueño de ser campeón. Tres veces de virrey (segundo) frente a Nacional y Medellín, le deben haber dejado claro que sus peticiones deben ser correspondidas por los directivos y dueños del club.  

Alexis Mendoza no puede ni debe conformarse con lo que le ofrezcan bajo el rigor o sentencia de “Tómelo o déjelo”. Ha demostrado que tiene capacidad para dirigir; pero le falta contundencia en sus exigencias.

En Junior para este segundo semestre no debe haber excusas ni restricciones. No se puede negar refuerzos bajo el ya manido pretexto de que “no hay dinero para comprar a ese jugador” o “ese jugador vale mucho y en Junior no hay dinero”. Sofisma que se ha vuelto tradicional y sostenido en el club cuando se le niega al técnico lo pedido.

Ya Nacional, el rival más enconado de los últimos años ha anunciado al goleador Borja, procedente del Cortulúa. Y anuncia que pretende a Teófilo Gutiérrez. ¿Por qué entonces-preguntamos-Junior no puede contratar verdaderos refuerzos capaces de equiparar a sus más enconados rivales?

Si de verdad se quiere llegar a la octava estrella, es imperioso y urgente contratar refuerzos de reconocidas capacidades y no del montón como los que se han  traído en los últimos meses. Jugadores que ni siquiera aparecen en lista de suplentes. Solo así podremos creer en la consecución del octavo título. Para no seguir siendo virrey (subcampeón) como ha sucedido en los tres últimos torneos.

Señores directivos. Si quieren un equipo grande, hay que mostrarse y demostrarse como grandes directivos. Señor director técnico, si quiere llegar a ser campeón y no segundo como siempre, hay que ser firme en sus convicciones. Por eso, señor Alexis Mendoza, más que reproches, esta vez y por enésima vez, sea exigente. Solo así podrá coronar su sueño y el de los hinchas de Barranquilla y toda la Costa Caribe. 

 

 

 

   

 

 

 

 

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